Una subasta absurda

Cuando se subasta un bien, generalmente escaso, el subastador busca obtener el mejor precio. El BCV convocó una subasta por US$ 200 millones y puso como precio base Bs 6,30 por dólar. La demanda fue por US$ 900 millones, más de cuatro veces el monto a subastar. 

 

¿Qué quiere decir esto? Que hay una demanda muy elevada de dólares y que los venezolanos no quieren tener bolívares, sino los necesarios para las transacciones diarias. Con ese exceso de personas y empresas queriendo comprar dólares, lo lógico hubiese sido entregarlo en la subasta a aquellos que estaban dispuestos a ofrecer un mejor precio. Pues no sucedió así. Sin que nadie conociera la metodología que aplicaba el BCV, este ente monetario prácticamente regaló los dólares escasos que ahora tiene, con unos precios realmente bajos. Todo con el propósito de aparentar que el bolívar no se estaba devaluando. Todavía más, al no conocerse con exactitud el método de asignación de los dólares, surgieron denuncias de que el proceso estuvo amañado y de que fueron favorecidas empresas de maletín. Estas denuncias surgen por la opacidad de la subasta. 

 

En cualquier caso las tasas de cambio resultantes fueron Bs 12 para las personas naturales y Bs 11 para las empresas, que comparadas con los Bs 5,30 por dólar del Sitme, significa una devaluación de más de 100% en ese primera subasta. Lo más absurdo de todo es que ahora hay cuatro tipos de cambio. El oficial de Bs 6,30, el de viajeros a Bs 12, el de las empresas de autopartes y equipos médicos de Bs 11 y el dólar negro. Por cierto, que este último dólar ni se inmutó con la subasta en razón de que la oferta fue por un monto muy bajo y los demandantes de dólares leyeron que el BCV no tiene fuelle para sostener las subastas. Tampoco ha anunciado el BCV la realización de otras subastas, con lo cual cunde la incertidumbre entre quienes requieren dólares para mantener y sostener sus operaciones. 

 

Es francamente incomprensible la falta de una clara y definida política económica, porque actualmente la economía la dirigen unos amateurs que están practicando con el país. 

 

José Guerra 

Economista